Festejo a los astros en su año

⊆ 13:45 by Gabriel Vasquez

Planetas, asteroides, cometas, estrellas, radiación electromagnética... estos y otros términos sonarán en la II Convención Internacional de la Astronomía que se realizará en el Auditorium del Museo Nacional de Antropología "Dr. David J. Guzmán" (Muna) el próximo 31 de enero, según informaron ayer autoridades involucradas en el evento.

Astrónomos profesionales y aficionados del país y de la región aportarán sus conocimientos para conmemorar a la ciencia de los cuerpos celestes, la cual es agasajada mundialmente en 2009 que ha sido proclamado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) como el Año Internacional de la Astronomía.
"Se trata de una actividad histórica en El Salvador. Es necesario propagar y ampliar la formación científica. Queremos convertir al país en líder de astronomía a nivel centroamericano" expresó Federico Hernández, presidente del Consejo Nacional para la Cultura y el Arte (Concultura).
La II Convención Internacional de la Astronomía es una incitativa de la Asociación Salvadoreña de Astronomía (Astro), institución que desde más de 15 años se dedica a la difusión y estudio de la astronomía.

"Esperamos que la Convención despierte el interés de quienes quieran incursionar en esta ciencia" indicó Fernando Ramentol, presidente de Astro.
Ramentol aclaró que los contenidos de la actividad están adecuados para el público en general a quienes se solicita la donación de $1.00 para participar en la actividad que se iniciará a las 8:00 a.m. y finalizará a las 6:00 p.m.

"Y titilan azules los astros a lo lejos... ¿entendemos el universo?" es el título de la conferencia que dará el físico y astrónomo estadounidense Riccardo Giovanelli.
Su colega, el mexicano Armando Arellano dictará "De la química estelar a la inteligencia humana". Mientras que, el hondureño Gustavo Ponce compartirá sus conocimientos astronómicos con la conferencia "100 años de Cosmología". Otras charlas serán impartidas por los físicos salvadoreños: Américo Mejía y Verónica Ruiz; y los aficionados Leonel Hernández (El Salvador) y Alfredo Medina (guatemalteco).

A 400 años de que "el padre de la astronomía moderna", Galileo Galilei, dirigiera su telescopio al cielo y descubriera las maravillas del universo, el mundo celebrará al cosmos con el Año Internacional de la Astronomía

LOS SONIDOS DEL UNIVERSO

⊆ 13:40 by Gabriel Vasquez


"En el espacio nadie puede oír tus gritos". Con este inquietante eslogan se publicitó el clásico del cine de ciencia-ficción Alien. Sus creadores dieron en el clavo: el sonido necesita de un medio material para propagarse, y en el vacío espacial no hay nada a lo que pueda agarrarse. Por este motivo, casi todas las películas del género –excepto 2001: una Odisea del espacio– cometen el error de obsequiarnos con explosiones y potentes rugidos de los motores de hiperpropulsión.
Sin embargo, el silencio no reina en todo el universo. La sonda Huygens, que se lanzó el 14 de enero de 2005 hacia la superficie de Titán (el satélite de Saturno), llevaba un par de diminutos micrófonos. Debido a que tiene una atmósfera densa, continentes y un mar de metano, Titán es un lugar bastante ruidoso.

Los micrófonos de la sonda grabaron el ruido del viento a lo largo de las dos horas y media que duró el descenso. A pesar de la fortísima deceleración a la que se vio sometida (15 veces la de la gravedad terrestre), la Huygens sobrevivió al impacto con el suelo y transmitió datos e imágenes de la superficie durante más de una hora. Así, pudo verse un paisaje anaranjado sembrado de rocas, posiblemente hechas de agua sólida y, cubriéndolo todo, una neblina de etano o metano. El micrófono tenía que registrar el sonido de un trueno alienígena. No hubo suerte.
Ahora, y después de siete años ininterrumpidos de observación por medio de una batería de telescopios con base en tierra, un grupo de investigadores de la agencia espacial estadounidense ha encontrado nuevas evidencias que refuerzan esa idea. En concreto, enormes emisiones de metano que, mezcladas con vapor de agua, se originan de forma estacional en algunas zonas muy concretas de Marte.

En la década de 1960, los telescopios solares revelaron que la superficie del astro está recorrida por ondas acústicas parecidas a las de los terremotos, y estas vibraciones están relacionadas con las reacciones superenergéticas que tienen lugar en el interior de la estrella. Por desgracia, el ser humano no es capaz de oír su borboteo porque no se propaga por el espacio. Y aunque estas ondas se transmitieran, no se podría escuchar nada, pues su frecuencia se encuentra por debajo del umbral del oído. Lo que los científicos hacen es analizar cómo vibra esta campana cósmica.